El Di Tella en el camino de Balcarce a Mar del Plata, donde es posible visitar el Museo Tradicionalista "José Hernández"
El Di Tella es un coche sumamente adecuado para el hombre de familia, casualmente la mayoría entre los lectores de PARABRISAS
Fue con mucho interés que acogimos la noticia del test del Di Tella 1500. Desde su aparición en la turbulenta escena de nuestra pujante motorización, este coche ha sido motivo de los mas encontrados comentarios, generalmente alabatorios, en algunos casos peyorativos. Posiblemente los primeros hayan tenido algunos problemas, poco menos que inevitables, de regulación; hubo quien se quejó de dificultades en colocar algunos de los cambios.
En general, sin embargo, el coche era poco menos que una incógnita para nosotros.
Podemos decir ahora que esta incógnita ha sido develada en forma, en general, satisfactoria. Con algunas reservas, el coche nos dio un
resultado verdaderamente excelente.
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Los
directivos de Di Tella hacen hincapié en que es un auto esencialmente
"familiar". A lo que nosotros contestamos que PARABRISAS
es también una revista familiar. A cada coche debe testearse en función
de su precio y de sus aspiraciones, o mas correctamente, las
aspiraciones de quienes lo diseñaron y quienes lo compran.
El Di
Tella 1500 es sustancialmente mas barato que otros vehículos de
similares características y además esta apoyado por un "service"
realmente bien organizado, con modernas concesionarias en todo el país;
este detalle tiene una importancia fundamental para quien usa el
coche para viajar, sea habitualmente u ocasionalmente.
En
este coche se deja atrás la conducción rápida, nerviosa, para
encontrar su verdadera razón de ser en el suave y confortable
transporte de cuatro personas, o cinco también, a adecuada
velocidad y con un silencio y refinamiento dignos de su metier como automóvil de la casa de familia. No hallaremos, entonces, un
pique sobresaliente, pero sí una aceleración adecuada al andar en
el tránsito ciudadano.
Se orienta más para el lado del
refinamiento burgués que el aristocrático corcoveo del purasangre
de carrera. Por supuesto ... esto es precisamente lo que necesita la
mayoría de nuestros compradores de automóviles.
No
por esto, sin embargo, debemos considerarlo un obstáculo en el
tránsito; el Di Tella se mueve cuando el dueño esta apurado,
suponiendo un razonable uso de la palanca de cambios. Sin embargo,
uno de los grandes atractivos de este coche es que cuando el dueño
no esta apurado, puede aprovechar una elasticidad de motor que es
realmente notable tratándose de un 1500 con carrocería
relativamente pesada para los pocos (55) horse-power que
eroga la planta motriz.
El Di Tella que nosotros probamos, que
estaba muy bien carburado, podía andar a 25 Km/h en 4ta y acelerar
suavemente y sin trepidaciones a partir de esa velocidad.
Lógicamente, en cuarta la reprise era más propia de un
caballero con paraguas que de un joven iracundo con el bolsillo
lleno de alimento para la victrolera tragamonedas.
Primeras
impresiones
Al
sentarse al volante del Di Tella -el Austin A 55 en Inglaterra,
aunque la parrilla del radiador corresponda al Riley- la primera
impresión es de comodidad y refinamiento.
El volante es elegante y
sobrio; y de excepcional comodidad; tiene aro de bocina, que acciona
la guiñada con un inversor. La guiñada se hace con la luz alta,
detalle acerca del cual se halla dividida la opinión entre nuestros
testers; hay quien prefiere el imperativo destello de la luz larga,
hay quien sostiene que la luz media implica mayor consideración
hacia los otros usuarios de la calle. El cambio de luz se hace con
un interruptor de pie.
El
tablero es sencillo y muy sobrio, con instrumentos claros y
bien marcados y prolijas llaves y perillas de control. Los
futuros Di Tella entregados tendrán la llave de arranque en
el medio del tablero, detalle que eliminará el molesto tener
que insertar el brazo a través del volante para la puesta en
marcha.
El arranque siempre fue instantáneo; de mañana
convenía
darle un tirón al cebador (que en nuestro coche, tenía un resorte
de retorno para evitar machar con el cebador en posición de
funcionamiento, práctica ante la cual, el Manual del Propietario
levanta un austero dedo de desaprobación).
Medio minuto de ralenti
y, siempre atento a las indicaciones de la casa, salíamos despacio,
con mucha segunda y tercero, hasta que el indicador de temperatura
marcara "N" para normal. El Di Tella también esta
provisto de manómetro de presión de aceite, e indicador de nivel
de nafta; le falta únicamente el amperímetro, reemplazado por una
luz testigo, de las que, según la huraña opinión de nuestros
testers "avisa cuando ya se rompió".
De todos modos, los
fabricantes de autos tienen razón cuando dicen que son pocos los
conductores que saben interpretar una lectura de amperímetro o
manómetro... y el amperímetro desapareció en prácticamente todos
los coches que se fabrican hoy en día.
Suponiendo
que todo se encuentre normalizado, apretamos el pedal de embrague y
colocamos en primera la palanca de cambios. Esta es de recorrido
largo; el embrague, en cambio, tiene muy poco recorrido de trabajo,
siendo bastante "celoso"; creemos que en general este
detalle condice poco con la suavidad que caracteriza toda la
tesitura del automóvil.
Los pedales son del tipo colgante, de
accionamiento blando; el mando del embrague es hidráulico. El
acelerador es de tipo "cucharita". Al costado izquierdo
del asiento del conductor se encuentra la palanca de freno de mano,
robusta y bien terminada. A pesar de su ubicación, no obstruye el
acceso al automóvil.
La
primera velocidad es corta, y no bien el coche entra en movimiento
es conveniente enganchar la segunda; esta también es algo corta, en
cambio la tercera es muy larga, existiendo un apreciable salto entre
2da y 3era. Un conductor acostumbrado al manejo rápido usará
bastante acelerador en 2da y 3era, para mantenerse a tono con la vorágine
porteña. Más arriba de 40 kilómetros por hora, la diferencia de
aceleración entre 3era y 4ta escasamente justifica el rebaje,
pudiendo aprovecharse la elasticidad del motor.
La
comodidad es una característica de este automóvil. Los asientos
son firmes, con tapizado de primera calidad, y son individuales.
Tienen un amplio recorrido longitudinal.
El
Di Tella frena suavemente y sin esfuerzos de pedales excesivos. En
paradas de pánico de 100 a 0 Km/h hay que estar atento para
corregir cualquier eventual cruzada. Nuestras pruebas en el
Autódromo y en las Sierras de Córdoba (Pampa de Achala) no
provocaron nunca fading.
Las
luces son muy potentes, quizás lo sean demasiado en luz media. El
comando es una llavecita de tres posiciones a la izquierda del
tablero; también hay un interruptor separado para la luz de
instrumentos.
El
velocímetro, claro y de agradable lectura, incorpora un interesante
detalle poco visto en la actualidad; un "giornaliero" o cuentakilómetros
parcial con retorno a cero, y que alcanza a 999.9 Km. (Muy útil
para las pruebas de consumo de PARABRISAS). La luz de cabina se
enciende al abrir las puertas delanteras, teniendo además un
interruptor individual. El capot no tiene luz; el baúl tampoco,
aunque disfruta de algunos pálidos rayos que arroja en su camino la
luz que ilumina la chapa patente.
Tiene
tres ceniceros (tablero, uno en cada respaldo de asiento
delantero, pero no posee encendedor (aunque hay quien se lo
pone). La gaveta es de tamaño mediano (creemos que podría
ser mas grande), pero hay dos amplias bandejas, utilísimas y
muy inglesas, debajo del panel de instrumentos, una a cada
lado. Las puertas delanteras no tienen posabrazos.
Siendo
bastante altos los dos asientos, el espacio vertical es reducido,
especialmente en cuanto a asientos traseros; una persona que pase de
1.75 m tendrá poca luz entre el techo y su cabeza.
La
dirección es suave, no demasiado rápida, y de fuerte acción de
retorno. Si se vira demasiado fuertemente, chillan las cuatro
cubiertas, aunque no en forma que induzca al odio de la población
pedestre.
Otros
detalles
En
cierta forma el Di Tella es el auto de las cosas raras. Está al
detalle, próximo a solucionarse, de la llave de arranque que exige
el brazo de un contorsionista para su accionamiento.
La
perilla para destrabar el capot está ubicada a la derecha, siendo
necesario recostarse sobre el asiento para accionarla. Este detalle
probablemente sea oriundo de Inglaterra, donde los volantes se usan
a la derecha; pero el conductor argentino estará justificado en
juntar los dedos en un racimo y aseverar que si los ingleses quieren
ir por la izquierda de la calle, allá ellos...
El
Di Tella tiene dos llaves, pero por algún inescrutable proceso de
raciocinio anglosajón, una de ellas abre encendido, puertas y tapa
de tanque de nafta, mientras que la otra abre solamente el baúl. En
nuestro coche las primeras operaciones de abrir el baúl fueron del
tipo "Yo era un alfeñique de 97 libras" hasta que
finalmente descubrimos que estaba torcida la traba; enderezada que
fue en un concesionario Di Tella, no hubo mas problemas.
Hablando
del baúl, debemos decir que es amplísimo y muy cómodo; la rueda
de auxilio esta ubicada en un receptáculo cuya tapa integra el piso
del baúl. Para sacar la rueda de auxilio es necesario embocar la
manija de puesta en marcha manual, en un zócalo ex profeso y,
mediante una rotación de "destornillar" ir bajando la
rueda. Es un detalle que no roba espacio al baúl (aunque por otro
lado creemos que la maniobra no sería demasiado cómoda para una
mujer o tal vez un señor de edad). En
la ruta
Andando
en ruta, el Di Tella se muestra como una muy cómoda forma de llegar
a cualquier lado sin problemas ... y a 100 kilómetros de fácil y
suave crucero. Es amplio, silencioso y de mullido andar. Su
estabilidad alcanza perfectamente para cualquier solicitación
normal, y los frenos también. Los faros de cola son también
fuertes; en el tránsito, cuando el Di Tella frena, el resplandor de
las luces de stop puede ser tal de molestar a los automovilistas que
vienen detrás.
Sintéticamente,
el Di Tella se presenta como un vehículo casi ideal para turismo,
permitiendo mantener interesantes promedios sin fatigar para nada a
los ocupantes del coche. En cuanto al consumo, este es levemente
menos de 10 Km por litro andando a 100 Km/h; si se reduce la
velocidad a 80, el consumo disminuye a 12 Km/litro.
Variedades
Es
característica de los coches ingleses tener ventanillas que suben y
bajan muy rápidamente, es decir su mecanismo esta muy multiplicado
en relación a la manija de accionamiento. Esto se debe a que en ese
país se usan mucho las señales de mano, pero como no se puede
andar siempre con la ventanilla abierta por el frío, se hace
imperativo un mecanismo que permita bajar y subirlos con mucha
rapidez. Este detalle se mantiene en el Di Tella. Es muy cómodo,
porque evita tener que hacer muchas maniobras. Creemos que será necesario mantener adecuadamente lubricados los mecanismos con el
tiempo.
El
Di Tella tiene ventiletes en cada una de las cuatro puertas,
permitiendo un adecuado control de la ventilación. Nuestro coche carecía
de calefacción, pero tenia una entrada de aire fresco, que nosotros
no utilizamos porque el tiempo era caluroso.
La
visibilidad del Di Tella es buena; el espejo retroscópico deja sin
embargo un punto ciego a la izquierda, cuyo defecto es su poca
ostensibilidad, vale decir, el conductor no habituado no se da
cuenta de ese punto ciego hasta que repentinamente percibe que lo
superan por escasos centímetros por el lado izquierdo.
La
marcha atrás exige, para su colocación, una maniobra de curioso
trámite; hay que tirar la palanca hacia afuera, levantarla un poco,
describiendo un arco y luego bajarla acercándola al pecho del
conductor.
Tiene
indicador de viraje con retorno automático; la señal testigo es
una luz montada en la punta de la misma palanquita de accionamiento,
poco fácil de ver.
La
amortiguación es excelente; a pesar de una dura prueba, no sufrió
en lo más mínimo.
La
tenida de agua es muy buena; solo comprobamos filtraciones en la
parte de abajo de las puertas, detalle del cual no se ha exceptuado ningún
coche de los que testeamos hasta ahora.
Los
limpiaparabrisas son eléctricos, de accionamiento algo lento (44
barridas por minuto); barren una adecuada superficie.
Debemos
señalar, finalmente, que nuestro coche tenia la puesta a punto para
nafta especial, que usamos durante todo el test, sin notar pistoneo.
Hubo un pequeño consumo de aceite (nuestro coche tenia mas de
15.000 Km recorridos cuando iniciamos el test).
Creemos
que, en general, el Di Tella es un coche sumamente adecuado para el
hombre de familia, casualmente la mayoría entre los lectores de
PARABRISAS.
Di Tella inglés. Esta versión era exactamente igual exteriormente que el auto producido en Argentina. El motor tenía 120 cm3 más. Era un Riley (Revista Road Test Nro 55. Mayo de 1995)
El Blog de Test del Ayer. Monumento al taxista
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