Bueno para la carga y descarga rápida en la ciudad, apto para viajes largos y elemento de categoría en ciertas zonas rurales, la Chevrolet trae el prestigio del nombre bien defendido
La cabina es otra cosa. Una vez arriba, porque hay que trepar para llegar, se domina un panorama más bien amplio. El ángulo delantero derecho del capot queda tan lejos del que maneja que es necesario un periodo de acostumbramiento. El asiento enterizo está, para nuestro modo de ver, demasiado cerca del volante, aún en su posición más retirada. Evidentemente, esto permite hacer la cabina más corta. De todos modos, los estudios antropométricos de las fábricas de automóviles norteamericanas responden siempre al patrón de brazos y piernas largas, aunque en sus vehículos no se refleje siempre esa circunstancia.
Terminación
Existen formas y formas de unir dos chapas, de estampar o de tapizar un asiento o un techo. El vocablo terminación habla de todas estas cosas, de como están unidas las chapas, de cómo está realizado el tapizado, etc.
En el caso específico de la Chevrolet, la terminación puede determinarse como buena. Un detalle muy demostrativo es la ausencia de ruidos de carrocería, que hablan de un ajuste hecho a conciencia. Durante los kilómetros recorridos por PARABRISAS no se aflojaron tornillos ni se cayeron colizas, y los ruidos lógicos de carrocería no aumentaron con el uso.
Como crítica, las manijas interiores de las puertas, que tenían una tendencia particular a caerse luego de algún salto más o menos grande. Falta de ajuste en el tornillo de sujeción. Además, las puertas carecen de los típicos posabrazos, que permiten tirar para cerrarlas, lo que obliga a hacerlo de las manijas. Las perillas de los controles de radio carecen de un alma metálica que ataque el eje de control. Esto hace que con el uso, la cama de plástico se agrande hasta que se afloja y sale. La radio funciona magníficamente.
La pintura y los detalles generales de tapizado son buenos.
Controles
El panel de instrumentos está localizado en forma rectangular. Contiene a ambos lados dos instrumentos circulares de marcación de nivel de combustible y de temperatura de agua. Al centro arriba, un velocímetro lineal con odómetro. Bajo éste y a ambos lados dos luces de "idiota" para la presión de aceite y el indicador de descarga. Abajo, a la izquierda y derecha, las luces indicadoras de giro.
El panel es visible en toda su extensión y muy comprensible para aquellas personas que dominen el idioma inglés, o que, por lo menos han tenido auto americano de importación. Los pedales son grandes, sin duda, pero muy cómodos. El del acelerador tenía una incómoda tendencia a quedarse en el fondo luego de una acelerada brusca.
A pesar de su tamaño y la impresión de dureza que se desprende de él, el conductor se encuentra con la grata sorpresa de comprobar que son suaves en el accionamiento, llegando a extremos interesantes en el caso del embrague y acelerador, por lo menos en cuanto a sensibilidad de accionamiento.
El volante, grande, está de acuerdo con el vehículo, y la dirección es razonablemente liviana pero a costa de un número excesivo de vueltas de volante. El accionamiento de la palanca de cambios es suave, aunque de gran recorrido. Luego, quedan los clásicos controles de luces, bien americanos, con cambio de alta a baja en el pie. Cebador manual, que se quedaba tirado, y limpiaparabrisas eléctrico que funcionaba a las mil maravillas.
El freno de mano, clásico sistema americano, funcionó siempre razonablemente bien, en contra de las mejores tradiciones del país del norte.
Controles
El espacio de puntos no visibles es reducido, y luego de la ubicación tridimensional del guardabarros delantero derecho, la visibilidad es óptima. El espejo retrovisor interior, de generoso tamaño, se ve auxiliado por uno exterior que puede ser centrado desde el puesto de conducción y no toca el ventilete de la puerta izquierda.
Hacia atrás, con carga baja, la visibilidad es mayor de lo esperado. Esta condición hace que el estacionamiento se convierta en una operación sencilla.
Manejo en ciudad
Evidentemente, el tamaño impone. Y la Chevrolet, vista de frente, es un aparato de generosas dimensiones. Esto facilita en cierta medida la tarea de conducción, pero no es todo. Mucho tiempo manejando en la ciudad causa sus efectos sobre la pierna del embrague. La dirección es suave cuando está en movimiento con cansa en absoluto.
La suspensión del vehículo, aún con este vacío, no es dura, como cabría suponer. Se adapta con bastante facilidad a los pozos y esta bien controlada por los amortiguadores. El radio de giro, si bien no tan corto como sería de desear, permite maniobras bastante cerradas y estacionamiento fácil. La puesta en marcha, cuando el mecanismo del cebador funciona correctamente es fácil y rápida, y el período de calentamiento del motor es largo en comparación con otros. Cuando el motor está frío o no suficientemente caliente. el vehículo no responde. Paciencia señores, esperar unos minutos.
Manejo en ruta
Estas pick ups medio automóviles tienen en la ruta características de ambos. Andando ligero se comienza a notar la influencia de los resortes de accionamiento progresivo, sobre todo en los saltos tomados con bastante velocidad. La estabilidad longitudinal resulta ampliamente satisfactoria, lo mismo que la estabilidad en curva. Con carga, las características de sobrevirante del aparato se ven atenuadas en cierta medida.
Los vientos laterales o los vacíos producidos por vehículos mayores no influyen mayormente. En resumen, cómodo para viajar, considerando las características de vehículo carguero. En el caso de llevar equipajes, la solución es ponerlos en la caja de carga envueltos en nylon o despacharlos por intermedio de alguna compañía fletera, de estas que salen cada media hora.
Economía
En el rubro "consumo", la Chevrolet se manifestó a la altura de sus válvulas a la cabeza. Moderado consumo de nafta y prácticamente nulo de aceite. Las marcas obtenidas por el instrumento de medición de PARABRISAS en términos de kilómetros por litro son satisfactorias.
Performance
Las pruebas de aceleración y kilómetro lanzado realizadas por PARABRISAS no revelaron cifras especialmente brillantes, sobre todo teniendo en cuenta los ciento veintisiete caballos declarados por fábrica. La relación del tren trasero, 3.73:1, larga para un vehículo de este tipo, no lo hace eminentemente picador, pero si le permite velocidades de crucero relativamente elevadas con pocas vueltas de motor.
Ciento veinte kilómetros por hora reales, acusando en el velocímetro más o menos ciento treinta kilómetros horarios se traducen en unas 3.250 vueltas, siendo una velocidad de rotación perfectamente razonable para la vida útil del motor.
En cuanto a frenos, las distancias obtenidas revelaron que para un vehículo de este tipo, los frenos provistos están de acuerdo. Ninguna desviación en las frenadas y escaso zapateo y despegue del tren trasero, verdadero talón de Aquiles en cualquier tipo de pick up. La sujeción del retrotren a la carrocería es en gran medida la responsable del excelente comportamiento de la Chevrolet durante las pruebas de frenado y en las circunstancias en que una buena estabilidad se hace realmente necesaria.
Motor y accesibilidad
La planta motriz es el ya conocido siete bancadas con las mismas relaciones de compresión y reglajes que el motor que viene provisto en el automóvil de la marca. Dentro del inmenso capot de la pick up, un motor "largo y flaco" como éste deja evidentemente un gran espacio de acceso y trabajo. Todos los órganos denominados accesorios están al alcance de la mano y sin mucho esfuerzo salvo el lógico de acomodar la escalera para poder llegar a la abertura del capot.
La marcha del motor es silenciosa y carente de vibraciones. Demostrando una elasticidad de marcha muy confortable, dado que sale de "abajo" sin pistoneos y trepidaciones, aunque no con la velocidad que sería deseable, debido tal vez a la "multiplica larga". No hay que olvidar que a 1.000 rpm en directa, la Chevrolet se desplaza a una velocidad de 37.180 km/h, más que la mayoría de los automóviles de producción nacional.
Accesorios
El objeto de este test venía provisto con radio, lavaparabrisas, antena retráctil, limpiaparabrisas eléctrico, dos espejos retrovisores, crique completo, llave de tuerca de rueda, rueda de auxilio (con un candado y cadena generosamente colocado por fábrica y que no se vende al público), calefactor y un espacio para guardar herramientas situado detrás del asiento, cosa poco práctica y que hemos podido comprobar en otros vehículos de la especie.
Todos los accesorios funcionaron correctamente, salvo las perillas de la radio y la rueda de auxilio, que no pudo ser comprobada dado que no se pinchó ninguna goma durante el tiempo del road test. Creemos que se hubiera comportado normalmente.
Durante las pruebas de frenado las cubiertas demostraron soportar perfectamente los esfuerzos
Conclusiones
Casi auto, casi camión, bueno para la carga y descarga rápida en la ciudad, apto para viajes largos y elemento de categoría en ciertas zonas rurales, la Chevrolet trae el prestigio del nombre bien defendido. Puede llegar a ser utilitario si se explotan sus cualidades al máximo. En nuestra opinión un capot más reducido y más bajo hubiera estado más de acuerdo con sus performances y con las dimensiones de la caja.