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Gustavo López Productor de Seguros

Test del Ayer

Pruebas de autos argentinos

Por Gustavo López
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Fiat 619 T1 - 1985

Como un tren pero sin vías

Revista Corsa Nro 976. Febrero de 1985

 

Después de esto, el transbordador espacial ...

Fiat 619 T1
Cruzando el puente Santiago - La Banda con CORSA al volante del 619, a marcha lenta, como posando para la cámara de "Bianquito"

Fuimos en avión hasta Santiago y desde allí hasta Frías. Allí tuvimos a la vista el camión. "Pero... ¡esto es un tren!"

Tengo miedo. Mucho.

Tengo miedo de que un dio de estos se abra la puerta de mi oficina y entre Auge Bacque con cara de contento diciendo: "¡Te conseguí una nota bárbara, la semana que viene tenés que pilotear el Transbordador Espacial Discovery, no sabés cómo te envidio; me gustaría ir a mí, pero justo tengo un almuerzo en Renault con la gente de Ford..."

Porque el director de este bituperado, pero querido semanario del motor piensa que, porque una vez tuve la peregrina idea de manejar un auto de carrera y me gustó, ahora me quiero subir a cualquier cosa que corra, vuele o se arrastre.

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Una escena similar a la descripta ocurrió hace unos meses, cuando Auge (se pronuncia Oyé, para los que no dominan el vasco - francés) arreglo para manejar un camión Fiat 619 T 1 por la provincia de Misiones. Iba a ir el, que hace muchos años que tiene ganas de tripular uno, pero... la de siempre: múltiples compromisos de esos que requieren corbata lo abulonaron a la capital. ¿Y adivinan en quién pensó para la aventura? Si.

Así, antes de darme cuenta, me encontraba con "Blanquito" (uno de los pocos fotógrafos que aún soportan mis "notas") en Frías, provincia de Santiago del Estero, donde estaba el camión que deberíamos llevar hasta represa de Yacyretá, en lo posible entero.

Fiat 619 T1

Fuimos en avión hasta Santiago y desde allí hasta Frías en el auto de Osvaldo Saló, encargado de la parte técnica de Fiat en Yacyretá Bianquito no estaba muy tranquilo pensando que debería viajar en un bicho así conmigo al volante; yo me encargaba de aquietarlo contándole lo fácil que había llevado en una oportunidad un camión Fiat similar al que nos aguardaba (por supuesto, esto era una alevosa mentira para postergarle el susto y que no molestara tratando de tirarse del auto al grito de "dejé la leche en el fuego..."). Mentira que se descubrió apenas doblamos una esquina y tuvimos a la vista el camión. Me parece que se dieron cuenta porque me puse muy pálido y exclamé: "Pero... ¡esto es un tren!".

El artefacto superaba todo lo visto por mí. Al Fiat 619 T1 había enganchado un semirremolque con una gigantesca Tolva conteniendo cemento, y como si esto fuera poco y por el mismo precio, un acoplado con otra tolva similar. De esta manera -según nos explicaban Daniel Güidales y Héctor Belmonte, los dos choferes de Transportes Boselli, responsables del 619 T1 -se puede transportar mayor cantidad de kilos de carga. Esto se debe a que la carga se mide sobre cada eje, por lo tanto: más ejes, más carga.

El 619 azul que resplandecía al sol santiagueño, tenia en las tolvas 26.000 kilos de cemento, que sumados al peso propio del camión, semi y acoplado, daban los 40,000 permitidos. Puede ser que las frías cifras no lo impresionen, querido lector, pero esta comparación puede lograrlo, el peso de este aparato cargado equivale al de 38 automóviles Fiat 128 prolijamente apilados. El largo total del camión, con sus acoplados, llegaba a los 18 metros, o sea el equivalente a cinco autos medianos unidos por los paragolpes. ¿Se da cuenta por qué me parecía un tren?.

Fiat 619 T1
Estos son los acoplados para transporte de personal en Yacyretá A las seis de la tarde se cruzan como hormigas en todas direcciones arrastrados por los Fiat 619

Con esa configuración hay que ser muy cuidadoso, como se imaginará. Ocurre que manejar un, camión no es nada sencillo para la gente común como nosotros, porque no se trata solamente de hacer cambios o frenar, cosa de por sí difícil, sino de ver las cosas de manera totalmente diferente; en suma, requiere. toda una filosofía.

Con este camión, aunque en lo suyo sea de lo más maniobrable, no se puede hacer ninguna maniobra sin pensarla antes. Por ejemplo: no se puede retroceder mas de diez metros, o se cruza el acoplado; para recular una distancia mayor hay que desenganchar, dar vuelta el camión, enganchar de trompa y empujar el acoplado. Si uno se mete en una calle cortada por error, la pasará mal. Este fue uno de los primeros consejos que me dio Daniel Güidales, mientras me presentaba al 619 T1.

Plin, caja

"Este camión está equipado con una caja de velocidades de engranajes rectos sin sincronizadores -me decía Daniel-, por lo que hay que hacer los cambios en el régimen preciso..." Fenómeno, pensé en ese momento, igualito que un auto de carrera. "Tanto para subir cambios como para bajar -continuó Daniel- hay que hacer doble embrague, ¿sabes qué es?". Estuve a punto de relatarle lo hábil que soy con la caja de un monoplaza, bajando dos cambios sin embrague antes de mandarme al Curvón del Autódromo, pero pensé que por ahí se enteraba de que el Curvón se hace en quinta a fondo, y pasaba vergüenza. Opté por callarme.

"La caja -siguió- tiene ocho marchas normales, hacia adelante y una hacia atrás. Cuatro en alta y cuatro en baja. Además, hay una novena marcha adelante, que sólo se utiliza para casos especiales, por ejemplo una pendiente muy fuerte con límite de carga; le decimos 'primerísima'. Para pasar de baja a alta existe una perilla en la palanca de cambios que debe accionarse con la cuarta baja colocada antes de pasar a quinta."

Fiat 619 T1
Estos también son camiones Fiat 619 pero con cabinas desarrolladas especialmente para la obra de Yacyretá

Si no entendió nada, lector, no desespere, a mi me pasó igual en ese momento, Pero no es tan difícil corno parece, es peor... Llegó mi turno y me acomodé la butaca a medida (es regulable en altura), repasé los comandos con la mirada y me detuve en el cuentavueltas, ahí estaba el instrumento que me podría ayudar con la caja. Conecté el precalentador, sistema que posee para el arranque en frío a pesar de tener inyección directa, le di a la llave hasta el tope y tras una vibración, el motor de seis cilindros y 13.798 cm3 de cilindrada se puso en marcha con suave ronroneo.

Nos encontrábamos estacionados en la banquina, en una larga recta que bajaba y subía hasta que la vista se perdía en el horizonte; nosotros estábamos justo en la cima de una de esas "crestas".

Solté el freno de estacionamiento y antes que atinara a poner la primera marcha (3a baja, según me indicó Daniel), el camión comenzó a moverse por efecto de la pendiente. Lo dejé ir, pasé a alta la caja por medio del selector en la palanca y pensé: cuando tome velocidad le pongo un cambio alto y listo, allá vamos.

Mi teoría funcionó en su primera parte, el camión empezó a tomar velocidad, pero cuando consideré que tenía que insertar una marcha y elegí la sexta (alta), por más que intentaba hacer doble embrague y mantener el motor en el régimen necesario, sólo obtenía ruido a engranajes rozando.

A todo esto, el camión cada vez se me embalaba más, por lo que debla frenarlo suavemente para que no nos pasara el acoplado (este modelo, como iba para Yacyretá no poseía freno de acoplado independiente). El asunto es que se me complicó tanto que tuve que hechar mano a una solución desesperada: obvié el embrague. Así, cuando entró la marcha (ya iba tan rápido que tuve que poner la séptima) pegó un tironeo fieron, pero al menos logré introducirla. Algo es algo.

Fiat 619 T1
Esta también pertenece a la obra de Yacyretá Se trata de un pequeño camioncito Terex utilizado para reparto de soda, correo y otras actividades menores ...

Hacia Yacyretá

Los primeros kilómetros los hice con un ojo en el camino y otro en la cara, de espanto, de Daniel Güidales, que más o menos cada doscientos metros murmuraba "pierdo mi trabajo, éste lo rompe, me echan..." y cosas por el estilo. Pero al rato se acostumbró, confiado seguramente en la fama de irrompible del 619 T1, en la sencillez de su mecánica y en que hay repuestos en cualquier rincón del país.., y comenzamos a charlar un poco, mientras Belmonte preparaba el mate para superar el trago amargo (y eso que no usan azúcar).

Mis instrucciones eran claras: no podía pasar las 1.800 rpm porque el camión estaba en ablande (esto representa unos 80 km/h), por lo que en las pronunciadas bajadas (llamadas "toboganes" en la jerga del camión) debía levantar el pie e incluso aplicar el freno motor, un dispositivo que utiliza la compresión del motor como efecto frenante, que resulta suficiente para casos como éste y ahorra zapatas de freno.

Lo importante era que el régimen no cayera bajo las 1.000 revoluciones, porque de ocurrir esto tenía que pasar al cambio inmediato inferior. Tuve que hacerlo unas cuantas veces, nunca usé el embragué y así me resultó más fácil que con el pedal oprimido. "Cuando uno le toma la mano -me decía Daniel, ya repuesto- se usa el embrague sólo para arrancar, el resto se hace sin él..." Más tarde tuve oportunidad de ver a los choferes de Yacyretá manejando estos aparatos sin embragar y con una suavidad increíble.

Al cabo de unas horas de marcha uno llega a familiarizarse con el camión, la técnica de conducción y sus elementos, de manera tal que ya no parece ir llevando semejante peso. Incluso la maniobrabilidad en espacios reducidos en ciudad (siempre marcha adelante, ojo) es sorprendente.

Daniel lo hizo retomar alrededor de una plazoleta en Santiago del Estero y me dejó boquiabierto. Cuando nos sorprendió la noche y el cansancio entró por las ventanillas bajas del 619, hicimos noche en Quimilí (Santiago), donde debimos recurrir a un hotel, ya que éramos tres y el 619 no tenía cama (los camiones que van a Yacyretá y se quedan allí no la necesitan).

Al día siguiente, de madrugada, salimos hacia Corrientes, cruzando la provincia del Chaco; dejamos atrás la ciudad capital a orillas del Paraná y, finalmente, arribamos a Ituzaingó, donde están haciéndose los trabajos para la represa de Yacyretá Es indescriptible la sensación que invade a un habitante de una gran ciudad, como nosotros, al descubrir lo que significa una obra de esta magnitud.

Por Marcelo García Lobelos
Fotos: Enrique Blanco

Boletín de calificaciones
Referencias: 5: Óptimo. 4: Muy bueno. 3: Bueno. 2: Regular. 1: Malo

Estética

3

Y... es un camión

Habitáculo

Adelante

3

Adelante molesta un poco la tapa del motor para pasar de un asiento al otro. El dormitorio es amplio, pero no pudimos probarlo porque no había cama

Atrás

4

Accesibilidad

3

Posición de manejo

3

Regulable en todo sentido

Comandos

3

La calefacción quedó fuera del alcance; el resto bien

Instrumental

3

Agujas y luz en todos los cuadrantes. Bien

Aireación - Calefacción

3

Buena calefacción

Terminación

3

Normal

Visibilidad

Anterior

4

Buenos espejos retrovisores

Posterior

4

Accesorios

2

Escasos. Buena radio - pasacassette

Baúl

5

Un poco chico, sólo entran 26.000 kilos de cemento

Motor

Potencia

3

260 CV DIN (no turbo) Diesel 4 tiempos. 1500 rpm de régimen útil. Posee precalentador de mezcla

Elasticidad

3

Funcionamiento

3

Velocidad máxima

4

98 km/h a 2.500 rpm (cargado a tope)

Aceleración

2

0 - 400 metros en 9.2 segundos. Regular

Frenos

3

Buenos. Este no poseía de remolque manual

Caja de velocidades

Accionamiento

3

9 marchas hacia adelante y 2 hacia atrás. No tiene sincronizadores y es de engranajes rectos

Relaciones

4

Embrague

3

Servoasistido. Se usa poco

Dirección

3

Buen radio de giro

Consumo

Ciudad

3

Cargado. 60 litros cada 100 km. Menos mal que es gasolero

Ruta

3

Confort de marcha

3

Saltarín como todo camión

Tenida en ruta

3

Buena. Depende mucho de las gomas que se usen

Estanqueidad

3

Regular, tirando a buena

Luces

4

Suficientes

Maniobrabilidad

4

Increíble en ciudad


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VELOCIDAD MÁXIMA: 98.000 KM/H
a 2.500 rpm (Cargado a tope)

CONSUMO
Cargado
60 litros cada 100 km

Fiat 619 T1

Fiat 619 T1

Fiat 619 T1
La tripulación y los "auxilios". De izquierda a derecha Héctor Belmonte, el autor, Osvaldo Saló (técnico de Fiat) y Daniel Güidale (chofer de Transportes Boselli)

Fiat 619 T1
Nuestro sufrido cronista tomando apuntes del viaje desde arriba de la tolva del acoplado en la provincia de Corrientes. Cuando volvió a la redacción manifestó que desde allí se veía Punta del Este. No le creímos

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